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Asesoría Santander. Estamos en un mar de dudas, aquí reina la confusión, qué impotencia…, éstas nos parecen las expresiones de personas desesperadas o atrapadas en medio de zonas de guerra, y vaya por delante mi solidaridad con esas personas,  pero no es a ellas a las que me refiero aquí y ahora.

Estas frases de desesperanza y otras muchas de otro tipo, que no es prudente reproducir, pero igualmente ciertas, las escucho continuamente en todos los foros de asesores y economistas en los últimos tiempos. Es así como nos sentimos, navegando entre dudas y desempeñando un trabajo que cada día es como resolver un “sudoku”.

Y no es que desempeñemos el trabajo más difícil del mundo, ni mucho menos, el problema radica en que en nuestro país se legisla a golpe de “churrera”, es decir, las leyes, me refiero a todo tipo de normas, en sentido amplio, son auténticos churros y no solo por la cantidad.

Nuestros gobiernos, tanto  el actual como el anterior, adelantan noticias estelares en los medios de comunicación, buscando repercusión mediática o réditos electorales, después legislan a toda prisa y, ya está, se olvidan del asunto. No se paran a pensar en la operativa concreta o la gestión de esos cambios que acaban de implantar; eso hace que los actores de la operativa: funcionarios, asesores, empresarios, no sepamos, la mayoría de las veces, a qué atenernos, cómo hacer las cosas o cómo interpretarlas.

Y esto por desgracia pasa continuamente, daría aquí miles de ejemplos, siendo algunos verdaderamente sangrantes: instrucciones que se publican y que en menos de una semana primero se suspenden cautelarmente y después se recurre esa suspensión, trámites en organismos que un día hay que hacerlos presencialmente y al día siguiente telemáticamente y al día siguiente ya nadie sabe cómo… procedimientos que se implantan sin que los organismos públicos estén preparados tecnológicamente, publicación de leyes ambiguas que nadie entiende y que Hacienda trata de explicar generando aun más ambigüedad, bonificaciones en la Seguridad Social que, para aplicarlas o para explicarlas, hay que recurrir a interpretaciones astrológicas, cambios de criterios respecto a la calificación de las rentas generadas por los socios de la sociedades, vigentes desde el 1 de enero y que en a estas alturas del año aun no sabemos interpretar, etc.

Y así estamos, conviviendo cada día con las dudas y sin saber qué aconsejar a nuestros clientes, siempre acechados por una posible inspección, porque no nos engañemos, se legisla sin claridad y se dejan a la libre interpretación de los empresarios algunas cosas pero, a la hora de la inspección, a la Agencia Tributaria no le valen argumentos ni interpretaciones, o piensas como ella o te cae la sanción, claro, salvo que aparezcas en la lista Falciani, que entonces te invitan a regularizar amablemente.

Queridos amigos y seguidores del blog, siento haber utilizado este lugar para desahogarme un poco, pero, entre amigos podemos aunque sea usar el “recurso del pataleo”

Saludos y a seguir con el «sudoku».

Lucía Martínez, gerente de Asienta Asesores