En los últimos años se oye hablar casi a diario sobre emprendimiento.
Podemos leer miles de blogs sobre el tema: consejos para emprender sin riesgos, cuestionarios para detectar al “verdadero” emprendedor, test para saber si tu negocio tendrá éxito, etc.
Pero lo cierto es que el espíritu emprendedor, en puridad, no tendría por qué ser más protagonista en la actualidad que en otras épocas. Si un emprendedor se define como una “persona con olfato para ver una oportunidad y aprovecharla” ¿Por qué es ahora cuando el concepto esta más de moda? ¿Antes no había olfato?
Evidentemente, la respuesta es que la situación de crisis económica ha obligado a “desarrollar el olfato“ a muchas personas que anteriormente nunca se habían planteado la idea de emprender o incluso habían mostrado absoluto desdén ante la idea.
Desde mi experiencia en asesoramiento de emprendedores, puedo asegurar que un gran porcentaje de emprendedores lo son por la más simple de las razones: “no tienen otra salida”.
La realidad ha venido a demostrar que el emprendedor no nace, sino que el emprendedor surge cuando diversas circunstancias lo propician.
Es por esto por lo que quiero alertar a los “potenciales emprendedores” a que tomen con distancia las publicaciones que antes mencionaba sobre “cómo saber si eres un auténtico emprendedor”,” rasgos que tiene que tener todo emprendedor de éxito”, etc.… ya que en algunas de ellas no consideran la posibilidad de que un emprendedor “por obligación” pueda tener éxito, es decir, si no eres un lince de los negocios, si no eres capaz de “oler” las oportunidades o si no eres un aventurero amante del riesgo también puedes tener éxito en lo que te propongas. El esfuerzo suple, la mayoría de las veces, las cualidades personales que puedan faltar al emprendedor.
Por mi despacho pasan a diario emprendedores de los perfiles más diversos y solo unos pocos de ellos podríamos calificarlos de “emprendedores natos”, los he visto tímidos, conservadores, tradicionales en la forma de llevar sus empresas y también extrovertidos, arriesgados, innovadores, etc. y no son siempre estos últimos los que mayores éxitos cosechan.
El éxito es una suma de factores muy diversos, pero tampoco es imprescindible que se den todos simultáneamente. Así, es importante la idea de negocio, la obtención de financiación, pero también el asesoramiento, las alianzas, la formación y las cualidades del equipo y sobre todo y muy especialmente, el esfuerzo.
Sirva esta reflexión para dar ánimo y apoyo a aquellos que se ven abocados por las circunstancias a emprender un negocio.